Perdiendo el norte una vez más
Jueves, 14 de Marzo de 2013 - Actualizado a las 05:22h
Cartas a la Dirección
HAN pasado ya más de siete años desde que el horizonte de Mutriku comenzó a ser tapiado por una muralla de 600 metros de longitud y 16 de altura sobre el nivel del mar. Un dique de "abrigo" que ha dejado al desnudo la desidia de las distintas administraciones y su falta de respeto por el patrimonio y el valor intrínseco de este. Se nos vendió el nuevo dique como una garantía para asegurar la entrada de los barcos al puerto de Mutriku. Sin embargo, el Gobierno Vasco, obnubilado por la efervescencia del deporte náutico allá por el año 2000, solo quería aprovechar el filón de un pueblo costero que aún no tenía su puerto deportivo. Y, por su parte, el Ayuntamiento perseguía construir un nuevo puerto exterior que teletransportara a Mutriku a un brillante futuro pesquero a la altura de otros puertos como el de Ondarroa o Getaria. Para ello bastaba con tener un gran marco. El cuadro era irrelevante. Se juntaron el hambre y las ganas de comer con un plato principal, la ensenada de Mutriku.
Mucho ha llovido desde entonces. Errores de diseños, reparaciones de emergencia, bancarrota de constructoras, desaparición de una playa... Nos encontramos en el 2013 con una obra inacabada, 40 millones de euros de nuestro dinero enterrados para este Plan tan Especial y una renovada voluntad de continuar con el entuerto caiga quien caiga. "¿Quién dijo fracaso?" El Gobierno Vasco pretende terminar de alargar los 150 metros que restan del inacabado dique de abrigo con el argumento, una vez más y en palabras de la consejera Ana Oregi, de "...conseguir las condiciones adecuadas de abrigo para nuestros barcos".
A estas alturas resulta imprescindible añadir un pequeño matiz. La seguridad de los barcos está ya garantizada con el tramo de obra ejecutado hasta ahora según lo demostró un estudio realizado por el anterior equipo del Gobierno Vasco en octubre de 2009. Por lo tanto, no se trata de los barcos. El motivo por el que van a gastarse doce millones de euros más en el dique no es otro que garantizar la estabilidad de los pantalanes del nuevo puerto deportivo de 200 amarres en ciernes. En otras palabras, 60.000 euros de nuestro dinero por la seguridad de cada uno de los pantalanes.
En estos tiempos de crisis, recortes y teórica racionalización del gasto, cuesta un triunfo creer que los vaivenes políticos y la presión de los lobbys no hayan tenido que ver con esta decisión que terminará de condenar lo poco que ha sobrevivido de lo que fue uno de los lugares más emblemáticos de nuestra costa. Descanse en paz.
Iñigo Aguirre
Miembro de Equo
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