miércoles 15 de febrero de 2012
PIQUERO PATIRROJO (Sula sula) EL “HALCÓN” DEL MAR
Desde que navego por aguas tropicales los piqueros patirrojos (Sula sula) son las aves marinas que mejores momentos me han hecho pasar. Y es gracias a la costumbre que tienen de acompañar a los barcos, en ocasiones durante más de una semana, mientras intentan capturar peces de la familia exocoetidae... los voladores. Si bien, es verdad que entre los marineros no despiertan las mismas simpatías gracias a lo corrosivo de sus defecaciones.
A estas aves las he visto en las aguas tropicales de los tres océanos que he navegado: Pacífico, Índico y Atlántico. Aunque es en este último océano y en concreto en las aguas que conforman el Golfo de Guinea donde es más escaso. Aquí crían en muy pequeño número en la Isla Ascensión. Por lo que tener la suerte de verlos en aguas abiertas es motivo de celebración.
Así fue el pasado 7 de febrero en las aguas que conforman la “Cruz”. Este término es el denominado por los pescadores por ser donde se concentran los cuatro puntos cardinales. En un día podemos navegar por aguas del NW, NE, SE y SW. En este caso apareció nuestro primer invierno de piquero en el 00 05 S 000 02 E.
Su característico vuelo, muy potente, llamó rápidamente mi atención. Enseguida se dirigió directamente al barco para posarse en su parte más alta.
Tras unos minutos de descanso comenzó a volar a la par del barco para avalanzarse a velocidad de vértigo contra cada uno de los peces voladores que levantaba la proa del barco.
Recuerda mucho a las garcillas buelleras (Bubulcus ibis) cuando siguen al ganado para capturar tanto a saltamontes ó langostas (Locusta sp) que levantan las vacas con cada paso. La proa del barco hace lo mismo. Levanta a los peces voladores que nadan cerca de la superficie y se apartan un buen puñado de decenas de metros antes de zambullirse de nuevo en el agua.
Los piqueros en cuanto ven a un pez saltar para alejarse planeando, pica como un auténtico Halcón peregrino (Falco peregrinus) y en una intensa persecución intenta capturar un pez antes de que este se zambulla de nuevo. Áun cuando no consigue su propósito siempre le queda la opción del picado para intentar capturarlo debajo del agua.
Falla casi las mismas veces en esta segunda oportunidad que cuando no las captura en vuelo. Aunque llegue a golperlos en el aire. No es tanto una cuestión de experiencia como de suerte. En cuanto el pez le burla, el piquero se alza veloz hacia arriba para ganar altura y así poder contar con mayor velocidad durante la nueva intentona.
Los echaba de menos. Desde que no navego por aguas del Índico por culpa de los piratas somalíes, echaba de menos a estas veloces aves. Así que cuando la semana pasada apareció este ejemplar, estuve toda una tarde disfrutando con sus técnica de caza. No pesca a los voladores. Los caza en el aire, como hace el Halcón peregrino con sus presas.
Los voladores han evolucionado para escapar de sus perseguidores. Estos a su vez ganan en velocidad para darles captura a ellos. Así tenemos a las Llampugas o Dorados (Coryphaena hippurus) perseguirles con grandes saltos fuera del agua o desde corta distancia desde ella.
Un saludete
Gorka Ocio
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